Tenemos una fuerte convicción de que la educación y su utilización es un arma poderosa para combatirlo. Cada infancia que abandona las aulas para ingresar al mercado laboral representa una oportunidad truncada y un potencial desperdiciado, pero sobre todo, una irremediable injusticia.
El trabajo infantil no solo priva a los niños de su derecho a la educación, sino que también los expone a condiciones laborales peligrosas y abusivas, comprometiendo su salud física, emocional y su desarrollo integral como seres humanos.
Es trascendental que todos asumamos un papel activo en la lucha contra el trabajo infantil. Debemos sensibilizar a nuestra comunidad educativa sobre esta problemática y promover políticas saludables que prevengan las situaciones de riesgo y de abuso.
Todos ellos tienen derecho a soñar, a imaginar un futuro lleno de posibilidades y oportunidades. Es nuestro deber y nuestra responsabilidad trabajar incansablemente para asegurar que ningún niño sea privado de ese derecho fundamental.
Equipo Técnico
Colegio Richard Anderson.